Domingo García-Gíl, un hombre español de 101 años, ha captado la atención por su vitalidad y bienestar a su avanzada edad. Residente de Cabeza del Buey, un pequeño pueblo en la región de Extremadura, García-Gíl lleva una vida sencilla y activa en el campo, lo que él considera clave para su longevidad.
Su rutina diaria comienza con un desayuno nutritivo, seguido de labores en su huerto orgánico, donde cultiva diversos vegetales. Después de una siesta reparadora, dedica tiempo al cuidado de sus ovejas. García-Gíl atribuye su buena salud a esta vida activa y en contacto con la naturaleza, además de mantener una actitud positiva y agradecida.
Este estilo de vida coincide con hallazgos de estudios sobre las «zonas azules», regiones donde las personas viven significativamente más tiempo. En lugares como Okinawa, Japón, se ha observado que la combinación de una dieta saludable, actividad física regular, fuertes lazos sociales y un propósito en la vida contribuyen a la longevidad .
García-Gíl también destaca la importancia de la espiritualidad y la fe en su bienestar. Al ser preguntado sobre su secreto para una vida larga y saludable, respondió con humildad: «Le pedí a Dios que me tenga bueno para que me mantenga en la situación en la que estoy».
Su historia es un recordatorio de que un estilo de vida activo, en armonía con la naturaleza y con una actitud positiva, puede ser fundamental para una vida larga y plena.
